J. SÁNCHEZ ZABALETA

EL OLVIDO QUE NOS HABITA

LA LUZ DE LOS CLÁSICOS

TERRITORIOS DE LO POSIBLE

EL SUEÑO DEL HOMBRE

LUGARES QUE HABITÉ

ODISEA DE LO COTIDIANO

MIRADAS

BIOGRAFÍA

SOBRE MI TRABAJO

ESTUDIO GALERÍA

C/ Parras 37, 29480 Gaucín, Málaga , Spain

CONTACTO

LA MALETA. TABERNAS, ALMERÍA

Óleo sobre tabla DM/i  75 x 121 cm.

h.2024

Disponible

 

RUINAS DE UN CORTIJILLO ANDALUZ

Óleo sobre tabla DM/i  57 x 54 cm.

h.2021

No disponible

 

PINTANDO EN TABERNAS.

Tabernas, Verano 2019

Me despierto temprano, el aire del desierto es frio y limpio, casi inmaterial. El silencio aquí no es una ausencia, mas una presencia que lo llena todo. Mi pequeño refugio, rodeado de las vastas tierras del desierto de Tabernas, parece flotar entre los pliegues de esta tierra antigua. No hay relojes ni urgencias, solamente el ritmo de la luz y de las sombras.

Coloco una tabla imprimada sobre el caballete, El primer gesto del pincel es siempre un acto de entrega, intento no imponer sino escuchar. Los textos de Ángel Valente, sus poemas, resuenan en mi cabeza enredados con las historias de Goytisolo por la Chanca, como si las palabras trazaran un camino invisible en la materia aceitosa. Las tonalidades del desierto son un desafío y una revelación: ocres que rozan lo dorado, marrones desgastados por el tiempo, ese azul que es casi violento en el implacable cielo.

A veces, al pintar, me detengo y simplemente observo. Siento como el paisaje me observa a mi. Es un diálogo extraño pero íntimo, como si el mundo me estuvierandictando fragmentos de una memoria que no es mía. Releo un poema de Valente: “Estar aquí es una cumbre. Ser aquí es ser del aire”. La pintura entonces se convierte en un intento de traducir esa sensación.

Al caer la tarde, cuando el cielo se incendia, escribo. No para hacer algo grandioso, sinonpara registrar el flujo de pensamientos que trae esta soledad. Aquí las palabras no son adornos; son refugios, formas de orientarse en la vastedad. Pienso en Siquier, en su forma de capturar lo trascendente de la vida, lo leve, lo que parece insignificante, pero que carga con todo el peso de lo vivido.

Por la noche, bajo un cielo que parece más cercano, siento que el desierto no es solamente un lugar. Es un estado, una forma de estar desnudo frente al mundo y, en cierto modo, frente a mí mismo. Aquí, entre los cantos de los vientos y el viajar de las estrellas todo cobra sentido, al mismo tiempo, dejas de necesitarlo.

Jsz

EL SILENCIO Y EL OLVIDO

Óleo sobre tabla DM/i  86 x 122 cm.

h.2024

No disponible

ARQUEOLOGÍAS FUTURAS

Óleo sobre tabla DM/i  86 x 122 cm.

h.2024

No disponible

ROSAS PARA ISABEL

Óleo sobre tabla DM/i  110 x 195 cm.

h. 2019 – 2021

No disponible

NATURALEZA MUERTA

Óleo sobre tabla DM/i  48 x 97 cm.

h. 2024

Disponible

Cortijo del Fraile,

El Hornillo

EL FRAILE, Un dolor que aun respira.

El paisaje se desgarra a cada paso. Avanzo por los parajes de los Hornillos como quien atraviesa un sueño seco, una costra de tierra que se agrieta bajo bajo el peso de un cielo vacío. El aire arde en su propia inmovilidad, un calor que no es solo temperatura, sino sentencia. Todo aquí parece haber sido expulsado de la vida, reducido a hueso y arena, al polvo que quedó tras la retirada de lo vivo. La soledad pesa, más por exceso que por ausencia. Cada roca parece testigo, cada sombra una memoria fija. Camino hacia el Cortijo del Fraile, un nombre tras el que resuenan rezos apagados, pero lo que busco no es su refugio, ni el aliento de su tragedia que aun permanece. Aquí se mató el amor, no el amor de palabra gastada, se mató el amor de pulsión última, el amor que se rompe antes de llegar a la garganta. El cortijo aparece al fin, una ruina que aun sostiene la sombra de su tragedia. Sus paredes gastadas más que ruinas  son heridas abiertas,,cicatrices de una historia que no deja de supurar. Los huesos de la casa se confunden con los de la tierra, como si el paisaje hubiese decidido tragarse aquello que alguna vez se alzo en desafío. No hay consuelo aquí, la luz del sol, brutal y desnuda, lo envuelve todo sin misericordia, iluminando hasta el último rincón de su agonía pero en esa desolación, en ese paisaje que parece rechazar cualquier vestigio de humanidad, hay algo que me sublima. Es la certeza de que lo trágico también florece, que incluso en este paisaje inhóspito para el hombre, en esta casa quebrada por la historia, late algo que trasciende.

El Cortijo del Fraile no es solo un lugar. Es un altar para el recuerdo  de lo que no puede morir, aunque todo lo que lo rodea intente devorarlo. Aquí, donde el viento susurra las viejas canciones del amor y la sangre, me siento al fin parte de esta tierra, de su inmensidad feroz, de su dolor que aún respira.

MI MARCHA TU LIBERTAD

Óleo sobre tabla DM/i  48 x 97 cm.

h. 2024

Disponible

Sánchez Zabaleta pintura realista Iglesia de Monteleva Almería

SALINAS. IGLESIA VARADA

Óleo sobre tabla DM/i  50 x 50 cm.

h.2022

No disponible

VIAJE A LA SAL

 

Camino hacia las salinas de Monteleva como si no supiera por qué estoy aquí, como si el paisaje me hubiera llamado antes de que yo pudiera decidirlo. El invierno lo ha dejado todo en los huesos: los montículos de sal son restos de un cuerpo trabajado hasta el agotamiento, y el suelo se siente frágil, como si estuviera a punto de romperse bajo mi peso. La luz, blanca y desganada,  no da sombra; lo aplana todo, como si quisiera despojarme del hábito de mirar sin ver.

Una parte de mi busca algo grandioso: un gesto de naturaleza pura, una revelación. Pero este lugar no tiene respuesta, solo la desnudez de lo que queda cuando el tiempo hace su trabajo. La sal, las aves que pasan sin detenerse, el aire pesado de humedad y cansancio en una barca rota y varada, todo es un recordatorio de la lucha de la materia por permanecer.

Hoy solo mirar. Siento que cada forma, cada linea rota en el suelo, está ahí para que deje de buscar significado. Este lugar no es un paisaje; es un estado de ánimo hecho materia. Lo entiendo por primera vez: no se trata de reproducir lo que veo, sino de entrar en ello como si al hacerlo pudiera salir al otro lado.

Sánchez Zabaleta pintura realista Lonja en la Almadraba de Monteleva Almería

SALINAS. LONJA A LAS CINCO DE LA TARDE

Óleo sobre tabla DM/i  50 x 50 cm.

h.2022

Disponible

Sánchez Zabaleta pintura realista Lonja en la Almadraba de Monteleva Almería

SALINAS. LONJA DE LA SAL

Óleo sobre tabla DM/i  50 x 50 cm.

h.2022

Disponible

ESCALERA AL MAR

Óleo sobre tabla DM/i  86 x 122 cm.

h.2021

No disponible

Sánchez Zabaleta pintura realista barca abandonada en la Almadraba de Monteleva Almería

SALINAS, BARCA VARADA

Óleo sobre tabla DM/i  74,6 x 151 cm.

h.2021

No disponible

Sánchez Zabaleta pintura realista Lonja en la Almadraba de Monteleva Almería

CANTERA DE MÁRMOL

Óleo sobre tabla DM/i  37,7 x 30 cm.

h.2024

Disponible

Sánchez Zabaleta pintura realista Lonja en la Almadraba de Monteleva Almería

LA COMUNIÓN DE LA PIEDRA

Óleo sobre tabla DM/i  37,7 x 30 cm.

h.2024

No disponible

Sánchez Zabaleta pintura realista bolsa blanca volando sobre fondo verde

PLÁSTICO BLANCO AL VUELO

Óleo sobre tabla DM/i  140 x 170 cm.

h.2023

Disponible

Sánchez Zabaleta pintura realista bolsa blanca volando sobre fondo verde

JABÓN LAGARTO

Óleo sobre tabla DM/i  24 x 34,5 cm.

h.2021

No disponible

Sánchez Zabaleta pintura realista bolsa blanca volando sobre fondo verde

JABÓN LAGARTO USADO

Óleo sobre tabla DM/i  24 x 34,5 cm.

h.2021

No disponible

Sánchez Zabaleta pintura realista bolsa blanca volando sobre fondo verde

CUCHARA QUE QUITA EL HAMBRE

Óleo sobre tabla DM/i  21,5 x 33,8 cm.

h.2022

No disponible

LAS MANOS ENTERRADAS

 

 

 

Y en todo ello, los cuerpos que sostienen este teatro de agotamiento. Cuerpos de manos oscuras, endurecidas, ajenas a esta tierra y a su historia. No caminan sobre ella; pedalean sobre sus mulas de hierro recorriendo rectas interminables entre plásticos que sofocan la luz, que borran el horizonte. Bajo esos túneles de calor y químico, el día es una repetición de movimientos, un trabajo sin pausa que solo entiende de kilos, no de vidas. Las bicicletas avanzan despacio, como si el esfuerzo las hiciera parte del paisaje. Ellos no miran el cielo, ni  el suelo:  sus ojos están clavados en la tarea, en la linea recta que deben seguir. Cada palabra parece un pacto con la resignación, una aceptación silenciosa de que aquí no se viene a vivir, sino a sobrevivir. Pero incluso en su cansancio, sus sombras quedan inscritas en esta tierra como un rastro que no podremos borrar.  Entre los plásticos, el aire se espesa, el sudor se mezcla con el polvo y los cuerpos se confunden con las máquinas. La tierra, los hombres, las herramientas: todo es parte de una misma fatiga. Pero ellos cargan el peso doble, porque sus nombres nunca figuran en el precio del tomate. Son parte del mecanismo, invisible como el polvo más fino, imprescindibles como la raíz que se agota. Si la tierra está cansada ellos lo están aún más, y su cansancio no encuentra descanso, ni justicia.

Y de todos esto, y de todos ellos, sus objetos cotidianos.

jsz

Sánchez Zabaleta pintura realista bolsa blanca volando sobre fondo verde

MESA CON PATATAS, AJOS Y JARRILLOS

Óleo sobre tabla DM/i  86 x 122 cm.

h.2022

No disponible