LA LUZ DE LOS CLÁSICOS
PAN QUE QUITA EL HAMBRE.
PLATO CON RESTOS
Sobre los pasos del hombre las huellas del hambre.
Sobre el tiempo detenido un sordo lamento se deshace.
La mesa exhibe la necesidad desnuda
y tú, pobre del todo, aun en la claridad de la mirada,
te sientas frente a ella abriéndonos la vida en dos.
No pretendo ser un plato con restos sino un estado en sí,
un estado en la conciencia de quien mira
la tenue luz que ilumina la vida en sombra.
EL ÚLTIMO HUEVO
NO SÓLO DE PAN VIVE EL HOMBRE
NO SÓLO DE PAN VIVE EL HOMBRE
» No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita, y ¿dónde están esos libros? «
NO SÓLO DE PAN VIVE EL HOMBRE
» No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita, y ¿dónde están esos libros? «