Miradas
PINTANDO EL MIEDO
La tabla encalada permanece sobre el caballete. Ando pintando un galgo, su rostro, su huesudo lomo blanquecino, sus esqueléticas patas y su asustado rabo sobre el fondo de un muro blanco que nada más contiene que la sombra traslúcida del animal.
Tras la sesión de la mañana ya puedo ver la vida que le ha tocado, o por lo menos intuirla, al pobre perro. Hambre, destierro y vagabundeo, hasta que toca la gloria cuando es rescatado de la muerte segura. El animalillo me mira pero también mira lo que sucede a su alrededor. Está asustado. Es como si hubiera pintado el miedo. Yo mismo estoy algo asustado.